martes, 24 de mayo de 2016

editorial

El 1º de mayo, Día Internacional del Trabajador, surgió de la lucha de un grupo de sindicalistas que en 1886 iniciaron un paro general en Chicago, (cinco activistas fueron condenados a muerte) reclamando por muchos de los derechos de los que hoy gozan los trabajadores y que en esa época no existían dado que no había limites para la explotación del obrero. Se luchaba por la dignificación de los asalariados, lo que incluía la reducción de la jornada laboral y leyes sociales que los amparasen. Este año son muchos los trabajadores que viven angustiados por la perdida de sus fuentes laborales. Alrededor de 150.000 personas perdieron su trabajo en estos últimos meses, formal o contratados, porque para el caso, da igual, son todos trabajadores. Así pensados son solo números, pero cuando profundizamos nos resulta trágico, porque detrás de cada persona desempleada hay otras personas, mujer, hijos, familia, con las consecuencias que acarrea la falta de empleo. Quien está desocupado se siente excluído y el futuro se le presenta con una gran incertidumbre. El gobierno pone todas sus fichas en que en el segundo semestre se recuperará el nivel de actividad, los sindicatos luchan por una ley anti despidos que el ejecutivo amenaza con vetar. Para ellos, los trabajadores, no existió el 1º de Mayo y saben con certeza que no va a ser fácil revertir la situación y también que no pueden subsistir con el magro importe de un seguro de desempleo. Pero como al sol después de la tormenta, se espera que el escenario cambie y que los trabajadores vuelvan a sentirse como tales. No olvidar las realidades de los que nos rodean es también una forma de proveerse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los editores se reservan el derecho a no publicar un comentario que no respete buenas costumbres o sea violento y/o insultante.