viernes, 8 de septiembre de 2017

tres historias- tres ejemplos



No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero, porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa,
ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas
e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños. Porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás solo, porque yo te quiero

Esta hermosa poesía la dedicamos a todos los papás que luchan día a día para lograr la felicidad de sus hijos aun a costa del desarrollo de sus propias vidas. Este mes de junio en nuestro país festejamos el Día del Padre, quisimos contarles unas pocas historias de padres que no se rinden, que viven la vida y aceptan el reto.
Nacho y Daniel
Daniel Ruano nació y se crio en Villa Bosch, se dedica a la publicidad pero siempre le gusto el deporte, especialmente sobre ruedas. A los 13 años se apasiono por los autos y también por las motos, y ya siendo un joven de 30 años, se volcó definitivamente a las bicicletas, al ciclismo al que nunca abandono. En 1992 nace el más chico de sus hijos, Nacho,  quien a los dos años y medio padece una insuficiencia renal que lo tuvo en diálisis durante 4 años, momento en que recibió el primer trasplante cadavérico. Desde esa época siempre supieron que había muchas posibilidades que debiera volver a operarse, motivo por el que Daniel se preparaba físicamente, ya que era compatible con su hijo en un 99% .El nuevo trasplante le permitió a Nacho, seguir los pasos de su papá en el ciclismo, compitiendo y accediendo al podio infinidad de veces. Casi todos los gastos que origina este deporte: viajes, bicicletas, repuestos, son costeados con el sueldo de Daniel, porque el estado nunca colaboró, aun teniendo en cuenta, lo reconocido que es este deportista dentro de su disciplina. En este deporte no existe rédito económico, la bicicleta de Nacho fue comprada con los ahorros de la familia y el vehículo que usan debió ser adaptado  para poder viajar a las competencias, estas últimas también demandan gastos en inscripción, estadías, traslados y materiales.  Daniel es el entrenador, el acompañante, primer admirador y fanático de su hijo. “Entrenar a Nacho es algo que hago naturalmente, parte de mi rutina diaria”
Tadeo y Bruno
Bruno Gerardo Fernández es el papá de Tadeo Fernández Moreta quien junto a Natalia su mamá, lucha arduamente por mejorar la calidad de vida de su hijo. “Cuando Tadeo nació con tantas problemas de salud, solo pensaba en él y como ayudarlo, por eso me puse a estudiar e investigar de qué manera mejorar le la calidad de vida, para que pueda salir adelante”. Fue así como Bruno se enteró de lo adelantados que estaban en China sobre el tema de las células madre y decidió poner toda su imaginación y su esfuerzo para lograr que Tadeo pueda hacer ese tratamiento. Bruno es guarda en el ferrocarril Roca y su trabajo le brinda la posibilidad de tener una obra social que le permite conseguir leche, pañales, tratamiento kinesiológico y todo lo que necesita para la rehabilitación, pero de ninguna manera hubieran podido viajar a China las veces anteriores, sino fuera por la ayuda que consiguieron. Este año se les está haciendo más difícil, necesitan de la ayuda de 2900 amiguitos que colaboren con $100 cada uno y de esa manera cubrirían el viaje y la estadía en el país oriental. La lucha es mucha, pero aun así intentan ser una familia como cualquier otra. Al volver de China proyectan llevar a Tadeo a Cuba para otro tratamiento de rehabilitación, por eso siguen juntando tapitas, llaves, placas, organizan eventos y los suben al face para informar a la gente y de esta manera que los siga acompañando. “Ahora vivimos solo para él, para que el día de mañana, cuando nosotros no estemos, tenga la mejor calidad de vida que pueda tener.
Gustavo y Kevin
Gustavo trabajaba en un banco y estaba de vacaciones con su familia cuando un automóvil en Mar del Plata le cambio la vida para siempre. “Un auto apareció de la nada a toda velocidad y nos llevó por delante, a mí me agarro de costado, me rompió una pierna y varias costillas, a Kevin lo agarro de lleno y lo dejo tirado en el medio de la calle, creí que estaba muerto, no sé cómo hice pero lo levante, veía todo verde al principio, él estaba inmóvil con los ojos abiertos y lo único que yo pensaba era -no se puede ir en un Día de Reyes-“ Kevin estuvo cuatro meses en coma y Bruno once meses en silla de ruedas, aun así, iba todos los días al hospital y como podía, con una pierna en el piso y la otra en una silla, mientras Kevin estaba en coma, no dejaba de masajearlo. Vivieron un mes en Mar del Plata y después se trasladaron a Escobar porque allí le hacían la rehabilitación. La habitación de Kevin estaba repleta de cosas colgando que Gustavo inventaba. Recorría lugares buscando elementos para incentivarlo, le colgaba pelotitas a la altura de la mano para que las golpeara, se disfrazaba para que se riera y le ponía música todo el día. Se aprendió todas las canciones de María Elena Walsh y se las cantaba, tanto le cantaba que cuando salió de la clínica ya no quería que lo hiciera más. Actualmente no puede movilizarse, utiliza una silla especial, tampoco puede hablar, pero si puede comunicarse, tiene un aparato “comunicador” que maneja con el único brazo que puede mover, con el cual también pinta y escribe.


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