domingo, 11 de diciembre de 2016

editorial

A fines del mes pasado los medios se hicieron eco de unas fotos en donde se veía a Matías Garfunkel y su mujer posando felices al lado de los animales que habían asesinado ( asesinar, dice el diccionario: matar de forma intencionada). Los cazadores generalmente  gozan de buen poder adquisitivo, porque este seudo “deporte” no puede pagarlo cualquiera. A partir de lo publicado sabemos que no todos los animales muertos valen lo mismo, no cuesta igual la cabeza de un elefante que la cabeza de un león. Y lo más terrible de esta realidad es que todo está preparado para que el cazador logre su objetivo sin ningún riesgo, dado que en estos espacios, se sueltan a los animales drogados para que quien va a matar logre su objetivo pagando y así  poder llevarse el trofeo, para exhibirlo ante sus amistades. Quienes defienden esta práctica, utilizan diferentes argumentos para explicar y para darle sentido a una actividad que asesina a miles de animales cada año, sin tener en cuenta que disparar y matar para divertirse, es no tener respeto por la vida.“ Yo no cazo para comer, como lo que cazo”, explicaba en los programas televisivos Lucho Avilés , y yo me pregunto, ¿si caza para comer, porque posar orgullosamente en una foto al lado de un animal muerto? León Tolstoi el reconocido escritor Ruso (1828-1910). Se expresaba de esta forma al respecto de la caza, “Del asesinato a los animales al asesinato a los hombres, sólo hay un paso“.



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