editorial

Todos los años a fines de febrero, inexorablemente vuelve a primera plana en todos los medios de comunicación, el conflicto entre los docentes y el estado. Sabemos que la educación pública viene deteriorándose a pasos acelerados desde hace varias décadas, de manera tal que los padres que pueden, realizan esfuerzos enormes para que sus hijos concurran a colegios privados, en busca de una mejor educación, y las instituciones aprovechándose de la situación, aumentan sus cuotas de manera exorbitante. Con esto, queremos aclarar que entendemos los reclamos de los docentes en cuanto a solicitar una mejor calidad educativa y también el aumento de sus salarios, porque todos los trabajadores tienen derecho a reclamar por un sueldo justo. Lo que no debería suceder es que los alumnos sean rehenes de esta situación, “El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad” así dice un párrafo de la Declaración de los Derechos del Niño firmada en 1959 y a la cual adhirió nuestro país. Seguramente cuando nuestra revista esté en la calle, el conflicto docente se habrá solucionado, porque los trabajadores habrán conseguido su propósito, aumentar los sueldos. Sobre mejorar la calidad educativa de las escuelas públicas….