miércoles, 17 de julio de 2013

editorial

Si pensamos en los medios de comunicación seguramente coincidiremos en que estos son fundamentales al momento de informarnos y de entretenernos. Sin embargo lo más importante para muchos de los medios existentes en nuestro país, en especial para la televisión, es el negocio, incrementando el rating, aumentan los anunciantes lo que genera ganancia, en eso se ha convertido más de un medio de comunicación, en una empresa generadora de dinero. Para que esto suceda, no dudan en vulnerar la intimidad de las personas, mentir o tergiversar los hechos. A mediados de junio, la muerte de Ángeles Rawson, una joven de apenas 16 años, ocupó cientos de horas de pantalla, con un sinfín de periodistas especializados y no tanto, en hechos policiales, que elaboraban las más disparatadas hipótesis y a través de sus “fuentes confiables” convertían la información en mentira. El viernes 14 de junio todos los canales de televisión transmitieron en vivo, con decenas de movileros apostados frente a la casa de Ángeles y en la fiscalía, mientras que en los canales deambulaban abogados, peritos y forenses desplegando sus saberes. Conductores y especialistas, decían y se desdecían, tratando de encontrar al culpable, en una verdadera batalla para lograr la primicia, ubicando en segundo lugar lo más importante, el cruel asesinato de una adolescente. El rating es salvaje y en función de él, parece ser que todo vale.


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