jueves, 10 de mayo de 2012

laura medinilla - arte por todos lados

Laura Inés Medinilla nació y vive en Villa Bosch, es pintora, dibujante, escultora y docente. Actualmente trabaja como profesora de la Escuela Municipal de Arte y Comunicación de Tres de Febrero y este año tuvo la satisfacción de ser elegida junto a dos artistas más, para representar a nuestro país en un festival realizado en Canadá a mediados de febrero, en donde participaban escultores de EE.UU, México, Suiza, Italia, Francia, Bélgica y por supuesto Canadá.
¿Cómo se despertó su pasión por el arte?
Siempre me gusto lo artístico y aunque mis padres no se dedicaban a esto, me apoyaban mucho porque confiaban en mi capacidad. Comencé estudiando en la escuela Antonio Berni y posteriormente fui discípula de Ponciano Cárdenas, reconocido artista plástico que también vive en Villa Bosch, a quien siento como mi padre cultural. Estudié con él hasta los 35 años y fue quien despertó en mí la pasión artística, también estudié con Mariana Martinelli, su esposa, quien fue mi maestra de pintura.
¿Se puede vivir del arte?
Esta es una pregunta fundamental. En realidad tuve que hacer de todo, no duraba en ningún trabajo, porque siempre deseaba hacer lo que me gustaba. Desde hace 21años me dedico a la docencia, trabajo en el colegio La Salle de San Martín y en las Carmelitas de Santos Lugares. Dentro de mi oficio pinté, dibujé y me dediqué a la publicidad. En este campo hice realizaciones escenográficas para cine y televisión, me convocaron para Lazy Town, cuando estuvo en Buenos Aires, para parte de la escenografía de los anillitos de las galletitas de Terrabusi, (tallas hechas en telgopor) También fui parte de la publicidad en donde Tinelli y Bianchi intercambiaban roles. Estudie mucho sobre moldería, lo que me permitió hacer santería. Antes de trabajar en el La Salle hice algunos trabajos de ese tipo y también de restauración de santos. En estos momentos con una amiga estamos realizando un Vía Crucis para la Iglesia San Martín de Porres que está en Belgrano. Siempre hice lo imposible para vivir del arte, buscaba por todos lados, en una oportunidad mandé una carta a un simposio en La Coruña desde donde me ofrecieron una beca, para estudiar cerámica. Fue en España donde conocí a una gente italiana que me contactó para otra beca pero esta vez en Italia a donde viaje al año siguiente para trabajar y estudiar medallística. Estuve dos meses, me pagaban un sueldo mientras me capacitaba y vivía en casa de gente amiga. En realidad este viaje lo acepté como una forma de conocer otro país, sin imaginarme que desembocaría en una gran posibilidad, porque cuando llegué a Argentina vieron un boceto mío y me ofrecieron desde la Academia Nacional de Historia realizar las medallas de los próceres, esto es un trabajo de edición limitada para coleccionistas y expositores. Este año por ser el año Belgraniano voy a hacer la medalla del creador de la bandera.
¿Qué la hizo desembarcar en el Festival de Winnipeg?
En la EMAC doy clases de modelo en vivo y conocí allí a una colega, Natalia Mumbru, que viajaba varias veces a diferentes festivales tallando en nieve, es decir que tenía una gran experiencia en esta tarea, algo que a mí me interesaba realizar. Cuando la pongo al tanto de este interés mío, me invitó a enviar un boceto a Canadá, a la organización de este festival para ver qué pasaba, con esta idea también se entusiasmó Amalia Hernández, alumna de la primera promoción de la EMAC en quien descubrimos un gran talento. Las tres pudimos conformar un equipo. Eso fue por octubre del año pasado y la verdad es que me olvide de eso hasta que en diciembre recibí una carta en donde nos avisaban que fuimos seleccionadas para participar en febrero de este año del festival del viajero (Voyageur) en Winnipeg, Canadá. Este festival es reconocido como uno de los eventos más importantes de ese país. Es una semana en donde el espíritu de celebración y fiesta esta centrado en el recordatorio de los Viajeros que llegaron a este lugar y su encuentro con los autóctonos, el intercambio y la vida de los primeros colonos. En el marco de esta fiesta que cuenta con comidas, música y trajes tradicionales, se enmarca el Simposio de escultura en Nieve en el cual participan todos los años artístas de todas partes del mundo.
Cuéntenos sobre el boceto
La escultura que propusimos era “Los suplicantes de Catamarca, obra inspirada en la cultura de Condorhuasi. Es una familia que deja marcado en la imagen de un Padre, una Madre a punto de parir y su hijo mirando al cielo, un mensaje de pedido de paz mundial, de vuelta a las raíces, a la trinidad familiar, los hice en resina, les saque varias y fotos y los envíe con su correspondiente explicación.
¿Cómo hicieron para viajar?
Canadá nos envío dos pasajes pero necesitábamos uno más, por lo que no nos quedó otra posibilidad que solicitarlo al Municipio, después de todo, no sólo representábamos a Argentina, único país sudamericano que participaba, sino que también representábamos a Tres de Febrero. La fundación Marambio nos donó la ropa, que es la misma que utilizan quienes viajan a la Antártida, con todo esto pudimos viajar y estar presentes en el festival.
¿Con qué se encontraron allá?
El festival se desarrolla en un parque escultórico, a cada equipo le dan un cubo de tres por tres metros de nieve compactada, una caja con herramientas especiales para tallar y tres días y medios para terminar el trabajo. Durante la segunda jornada comienza a ingresar el público. La tempratura es de -30º grados, es lo habitual pero con el tema del calentamiento global había sólo 17 grados bajo cero fuera del predio, adentro crearon una temperatura artificial de 30 bajo cero, con lo cual armaron la nieve que, en ese momento, no había.
¿Cómo se trabaja con la nieve?
Es un trabajo coordinado entre el equipo, dos trabajábamos de costado y una arriba para evitar que se corte de más porque si eso ocurre no hay otro cubo. Es un trabajo denodado, de muchas horas, la nieve es muy dura y el cubo tiene adentro compactos bloques de hielo, hay que tener un buen estado físico para soportar esos días, pero la pasión es tal que uno no se da demasiada cuenta del esfuerzo.
¿Qué se siente al finalizar?
Mi intensión es seguir tirándole combustible a esta pasión, porque para mí la vida pasa a través de esta vocación. Yo estoy convencida de que el arte es comunicación, los trabajos deben salir, deben irse, hay que soltarlos para que lleguen a la gente. Pero es algo raro por momentos. Por un lado la satisfacción de lo que uno hace, las felicitaciones, el esfuerzo, la experiencia. Pero queda la foto, la escultura de Winnipeg duró una semana y se derritió, hay cierto saborcito amargo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los editores se reservan el derecho a no publicar un comentario que no respete buenas costumbres o sea violento y/o insultante.