editorial

La realidad es un hecho cierto y único, inalterable en ese mismo momento de su existencia. Es una verdad que se percibe con los sentidos, palpable y concreta. Si es mediodía de un sol radiante y con casi 40°, el encargado del informe del tiempo no puede decir que en ese momento llueve, aunque lo comente desde la omnipotente televisión. La realidad lo convertiría en un evidente mentiroso o por lo menos equivocado, en una persona que nunca más podría ser confiable. Los datos con que se manejan algunos medios nos dicen que brilla un sol espléndido y envidiable cuando por la ventana podemos ver claramente que hace días que llueve y el tiempo no deja de ser gris. Tal vez quienes elaboran esos informes y quienes los avalan piensan que por repetirlos a través de medios masivos de comunicación  y desde encumbrados cargos podrán modificar la realidad. Pero lo único que hacen es convertirse en lo mismo que el encargado del informe del tiempo mencionado anteriormente.