El 2 de
abril de 1982, el país se despertó con la noticia de que las Islas Malvinas,
habían sido recuperadas. Con este accionar, la Junta Militar intento desviar
la atención de la población entre otras cosas, de los serios problemas
económicos que atravesaba la nación. Entre abril y junio de 1982, cientos de
jóvenes que aún no habían cumplido 20 años, debieron enfrentarse sin
experiencia y sin equipos con la tercera potencia mundial, en una guerra
irracional. En el año 2000, el Congreso de la Nación Argentina declaró el 2
de abril, como el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, en homenaje
a todos aquellos que en las islas, defendieron la Soberanía Nacional.
Al cumplirse un nuevo aniversario del desembarco en Malvinas, nos acercamos al Centro
de Veteranos de Pablo Podestá para interiorizarnos de las vivencias de algunos
de sus integrantes. Nos encontramos con Santos Norberto Erenú y Miguel Orlando,
presidente y secretario del Centro, respectivamente y con José francisco
Jiménez, el mayor del grupo (68 años) y el único que posee un cargo militar,
Alfredo Núñez, Néstor Paredes, Daniel
Humberto Buffi, Diego Edgardo Carrizo, todos ellos soldados conscriptos clase
62, quienes nos contaron sus experiencias durante la guerra.
”Hace 18
años me retire con el grado de suboficial primero de la armada argentina” nos
cuenta Jiménez
¿Cual era su
función al momento de la guerra?
En el año 82
integraba la tripulación del Destructor Piedrabuena, éramos la escolta del
Crucero Gral. Belgrano, habíamos salido de la zona de exclusión. El submarino
Conqueror estaba muy cerca, nosotros estábamos tranquilos porque se había
levantado el alerta. El 2 de mayo a las 16 hs. cuando salí de la guardia y subí
a cubierta, sentí un golpe, era un torpedo que había herido al Crucero. Un vigía
le comunicó a nuestro jefe que la nave estaba escorada a 45º de eslora, se
estaba hundiendo. Nos ordenaron alejarnos, cuando volvimos era terrible ver
como estaba el mar, picado y gris, no se veía nada, recién al día siguiente encontramos
la primera balsa. Muchos compañeros quedaron ahí, a más de 4000 metros de
profundidad.
¿Ud siendo
militar, como vio la actitud de sus superiores?
Algunos, del
ejercito, cuentan que han sido estaqueados en Malvinas, en la marina eso no se
vio. Pero nunca sabíamos cual era la realidad, nos mentían tanto, que cuando
volví estaba indignado. A finalizar la guerra, cuando hablaba con mis
superiores, yo les preguntaba, porque hacer matar a tantos chicos, si todo
estaba perdido desde el primer día. Esa afirmación me costo no llegar al grado
máximo, el de suboficial mayor, porque en mi foja de servicios, consta que
contradigo a los oficiales
Alfredo Núñez
estuvo en la armada cumpliendo el servicio militar y su destino fue el Crucero
General Belgrano.
¿Como recuerda
el momento del ataque?
Tuve suerte
de estar en la popa porque la zona mas afectada fue la de máquinas y la de proa,
allí se produjo un incendió y muchos soldados se prendieron fuego, parecían
antorchas que se arrojaban al mar. Los que estábamos en mejores condiciones ayudamos
a los demás a ir a las balsas. No solo el hundimiento fue trágico, el naufragio
fue terrible, éramos casi cadáveres, todos entumecidos, lo único que nos
funcionaba era el cerebro, porque el cuerpo no respondía.
¿Volvería a
pelear por las islas?
Claro que
volvería, aunque no estuve de acuerdo con la ambición de poder que distorsionó
todo. Fuimos gritando ¡Vamos Argentina! ¡Vivan las Malvinas! pero ante el
primer corchazo se pudrió todo, porque no era lo que nos habían dicho, la información
venia cambiada, el superior estaba muchos metros atrás, bien comido y abrigado
y nosotros, a lo que venga. El Sr. Whisky no tuvo en mente que los ingleses
iban a venir, dijo” si quieren venir que
vengan, les presentaremos batalla” y vinieron y así nos fue.
Néstor
Paredes cumplía su servicio militar en el Regimiento de La Tablada , le faltaban dos
días para irse de baja cuando lo designaron para ir a Malvinas.
-Cuéntenos
su experiencia-
Estuve en
una isla a 4 km .
del pueblo. No tuve el honor de entrar en combate cuerpo a cuerpo, pero sufríamos
todos los días, corriendo de un lado a otro por la cantidad de bombas que
caían. Mi experiencia personal es parecida a la de todos, sufriendo el frió y
el hambre, porque era mentira que comíamos todos los días, aun hoy me da mucha
bronca recordarlo, porque la comida estaba, lo que pasa es que no la distribuían.
El gobernador Menéndez estaba de punta en blanco, sus botas parecían espejos y
nosotros a solo 5 Km .,
muertos de hambre y de frío. En 64 días me bañé una sola vez y con agua salada.
Nuestra casa era un pozo, salía un rato, cuando no bombardeaban, buscábamos
algo para comer, un par de zanahorias y otra vez a la cueva. Unos 10 días antes
de la rendición ya nos habíamos dado cuenta que llegaba el fin, porque no traían
nada, nada de comida ni de abrigo, sin embargo los soldados siempre nos dábamos
animo. Lo que más sufrimos fue la impotencia de no estar preparados para este
conflicto.Teníamos una ametralladora PAM que tiraba 25 balas y el caño se
doblaba, era de la 2ª guerra mundial, las granadas no funcionaban, nos dieron
un arma y arreglate, tirá si podes.
¿Como fue el
después?
Cuando
tuvimos que volver, de Puerto Madryn salimos escondidos en camiones a Trelew,
de allí viajamos en avión hasta Palomar y otra vez escondidos en camiones hasta
la Sargento Cabral.
Allí nos tuvieron una semana engordándonos un poco, porque nuestro estado era calamitoso.
Pesaba 86 kilos antes de la guerra y cuando volví 59. Sino fuera por mi familia,
me hubiera tirado debajo de un tren. Fuimos a pelear una guerra sin tener
experiencia y volvimos con una mano atrás y otra adelante. Ahora a los 52 años
me siento fuerte. He pasado por varias internaciones y 10 años de abandono.
Fuimos descartados aún en democracia, sin trabajo, sin obra social y con muchos
problemas psicológicos. Creemos que lo que hicimos no fue en vano, nos une un
sentimiento de argentinidad.
Mario
Alberto Franchi estaba cumpliendo con el servicio militar obligatorio en La Tablada cuando lo
destinaron a las Islas. “Sentí una alegría inmensa al saber que iba a Malvinas,
no tenía miedo, era un viaje. Íbamos a plantar bandera y volver a nuestro
destino inicial. Nunca pensamos que iban a venir los Ingleses, porque no nos
informaban nada”, nos cuenta.
Carlos Alberto Morales actualmente Vicepresidente de el Centro de Veteranos, cumplía
destino como soldado conscripto en Ciudadela. Salió de Palomar con destino a
Comodoro Rivadavia y después directo a las Islas, en donde fue herido en la
cabeza y lo dieron por muerto.
¿En que zona
combatió?
Estuvimos en
Puerto Argentino, pertenecíamos al grupo de artillería. Éramos 7 personas a
cargo de un cañón antiaéreo que giraba 360ª con un motor gasolero. Cuando se
termino el gas oil, dejo de girar, es decir que apuntaba siempre al mismo lado,
hacerlo en forma manual llevaba mucho tiempo, no servía.
¿Cuánto
tiempo duró esta situación?
Estuvimos
así hasta que termino la guerra, la pasamos muy mal. La comida, llegó los
primeros días y después no nos trajeron más. Nos alimentábamos con corderos.
Nunca en la vida imaginé comer carne cruda.
“Yo viví
escenas trágicas, la unidad en que estaba era mi casa” nos cuenta Diego Edgardo
Carrizo, sobrevivientes del Crucero General Belgrano
¿Que
recuerda de ese momento?
Me salvé
porque estaba pared por medio, de donde entro el primer torpedo. El oficial de
guardia, dió la orden de que abandonemos la sala de máquinas, cuando subí a
cubierta todo era dramático, gente atrapada, explosiones e incendio, ya no se
podía hacer nada.
¿Como se
comportaron los oficiales, con Uds.?
Siempre voy
a recordar al Comandante de la nave Héctor Elías Bonzo, fue un señor militar, un caballero, ofrendó su vida
por la dotación e hizo honor al reglamento del marino. No todos fueron así,
hubo muchos oficiales y guardiamarinas que actuaron cobardemente, quiero
destacar esto, “muchos militares fueron cobardes”.-doy un ejemplo.-la balsa que
yo debía abordar, junto a mis compañeros, 21 personas, estaba pertrechada por
nosotros, con agua dulce y abrigos, sin embargo la abordaron ellos (oficiales y
guardiamarinas). Nos habíamos tomado el trabajo de alistar el bote, porque se veía venir lo que paso. La
conclusión que saque de todo esto, es que no se puede ir a la guerra cuando el
alcance del fuego enemigo es de 60
KM y el propio de 20, es una lucha desigual.
¿Como
lograron este espacio-
Antes alquilábamos
una casa, pero hace un año y medio el municipio nos consiguió este lugar. Todas
las mejoras las hicimos nosotros, aquí nos reunimos, somos una familia, porque
para un veterano no hay nada mejor que otro veterano. No hacemos política,
muchos gobiernos nos prometieron cosas y luego no cumplieron, motivo por el
cual, muchos de los nuestros se suicidaron. Nuestro objetivo es Malvinizar a la
sociedad, enfatiza Paredes
¿Qué
proyectos tienen?
En principio
queremos realizar el año próximo un gran desfile en el que participen todos los
que estuvieron en Malvinas. En total son alrededor de 900 soldados, nos cuenta,
Noelia Antonelli, colaboradora del Centro. Ella recorre el país recopilando
datos, fotos y todos los elementos que encuentre, con la idea de crear en un
futuro, un museo de Malvinas en la sede.