“Te he
hablado con el corazón” con estas sentidas palabras terminó la charla con Ser
de Villa Bosch el padre Roberto Cogato quien desde hace unas pocas semanas está
al frente de la parroquia Nuestra Señora del Carmen. Nos recibió en su despacho
del Pío XII, para contarnos con su particular acento Italiano, parte de su vida
y de sus pensamientos religiosos. El padre Roberto nació hace 76 años en Padova,
una ciudad que se encuentra a 35
Km . de Venecia y fue el más pequeño de los cinco hijos
que tuvieron sus padres.
¿Como se
despertó en Ud. la vocación religiosa?
La vocación
siempre es un misterio, viene de un llamado de Dios, yo siempre digo que “no
nací Cura”. Desde muy chiquito estuve internado en el Instituto de la Orden de los Josefinos. Durante
la guerra no había profesores, gracias a la intervención de una tía pude
ingresar al Instituto. Cuando la guerra terminó, yo tenía 8 o 9 años y en el
internado había cerca de 150 niños y adolescentes huérfanos, sin padre y sin
madre, algunos empezaron a hacer el camino sacerdotal, yo solamente quería
estudiar. Cada Tanto llegaban a la
Orden misioneros que volvían del Amazonas Ecuatoriano, nos
hablaban de los indios, de las Misiones y eso creaba en nosotros mucho
entusiasmo, en esa época, entre los 14 y 16 años también sentíamos simpatía por
las chicas, por eso les digo a los jóvenes que yo no nací cura, yo simpatizaba
con Gabriella así con doble ll. Sin
embargo un conjunto de factores me movilizaban, observaba la vida de los
padres, de los sacerdotes que se entregaban por nosotros y nos hablaban con
tanta alegría de las Misiones en América, que sentí el llamado de Dios y es así
que cerca de los 18 años comienzo el noviciado, ya con una visión clara de lo
que quería ser. Diez años después cuando tenía 28 años fui ordenado Cura y al
año siguiente en 1966 sin que yo lo pidiera, me avisaron que debía dejar la
patria y me eligieron para América.
¿Donde lo
enviaron?
Mi primer
destino fue Argentina, estuve un año y medio en el Seminario de San Miguel
acompañando a un cura italiano que tenía experiencia en Chile y Argentina,
preparándome. En el 68 me enviaron a Chile, viviendo allí la época más brava
del país, primero con Frei, luego con el
Partido Popular y finalmente el golpe militar de Pinochet. Después del golpe, a los pocos meses, volví a
Argentina, estuve diez años en Manzanares, era el momento en que empezaba la
actividad como centro recreativo del Pío XII, llegué con dos muchachos chilenos
que vinieron conmigo a una casa hogar donde había 12 o 13 niños de la villa, con
quienes formábamos como una gran familia, porque vivían como internos aunque
tenían su casa, porque se criaban en condiciones muy precarias. Di clases de
religión tanto en el Pío como en el Murialdo durante diez años, por eso tengo
muchas personas conocidas de aquel entonces, muchos directivos y profesores de
la actualidad fueron alumnos míos. Viví la época del viejo Perón, de Isabelita,
en el 76 el golpe militar y después la guerra de Malvinas. Durante un año, de
l984 al 85, volví a Italia por renovación de estudios y en el 86 regresé a
Argentina como rector en un colegio de Mendoza donde estuve nueve años. Luego
volví a Villa Bosch ocupando el cargo de rector en el Pío XII hasta que en el 2000
regresé nuevamente a Chile y allí me quedé durante13 años, hasta hace un mes
atrás en que regresé a Argentina
Como fue la
experiencia de vivir en chile?
La puedo
separar en dos momentos, la experiencia más dura la viví en Santiago del 68 al
74, en un colegio de la periferia, con un nivel socio económico muy bajo, muy
conflictivo, con dificultades económicas, sociales y también religiosas. En
septiembre del 73, fue el golpe de estado, nos dijeron que volviéramos a
nuestras casas porque se había instalado la intervención militar, hubo toque de
queda y alumnos míos desaparecieron. El Palacio de la Moneda estaba muy cerca del
colegio San Cristóforo, donde yo estaba, desde allí veíamos mucho humo, después
nos dimos cuenta que pasaba. Ahora hago un paréntesis y recuerdo cuando era
chiquitito en Italia, en el 46, tendría 7 u 8 años, decenas de aviones, esas
fortalezas volantes iban hacia el norte y dejaban caer las bombas. Hago un
paralelo entre estas dos experiencias, correr hacia el campo escapando de las
bombas, la destrucción de las casas. Recuerdo que los últimos días de la
guerra, la casa grande de mi familia la utilizaron los aliados, recuerdo los
primeros grupos de prisioneros alemanes
o fascistas, todos recuerdos que quedan.
¿En que
influyo todo esto para elegir este camino?
Me motivó en
mi dimensión humana y de fe, humana, porque viví todo ese proceso histórico y
porque estoy pendiente de lo que pasa en el mundo.
Estando en
Chile sabía lo que pasaba en Argentina y estando en Argentina lo que pasaba en
Chile. La información, me hacia reflexionar sobre el hombre, una historia
incompleta, siempre limitada, una pobre historia que construye el hombre. Viví
la guerra mundial, la guerra fría, la historia de chile y de argentina. Cuando
los norteamericanos llegaron a Italia lo sentí como una liberación del fascismo,
de los alemanes. Pero después aquí, la visión que tengo de Norteamérica cambia
mucho. Los libertadores ya no son lo que uno cree. En la época de la guerra fría
a la izquierda y a la derecha les faltó
lo humano. Le teníamos miedo al comunismo porque para nosotros los cristianos
el comunismo era ateismo y también persecución, entonces el concepto de
comunismo era negativo, pero después desde aquí note que EE.UU. y el
capitalismo tienen algunos aspectos positivos pero producen un efecto altamente
negativo. Es muy claro lo que nos dice el Papa sobre el capitalismo salvaje,
todos sabemos el resultado. Todo esto que viví lo analice, lo analizo y llego a
la conclusión que lamentablemente es muy difícil la solución por vía política, seguro
que existen mejores sistemas, pero lamentablemente el ser humano produjo una
herida en el corazón, que es el egoísmo. Prevalecen los intereses personales
por encima de lo humano. El poder desforma los valores y los ideales, por eso la
realidad del hombre es frágil. Toda esta historia personal, me fortalece en la
idea que yo tengo, que no es política, es religiosa. Gracias a dios soy una
persona sensible, el Señor y La
Virgen me han ayudado a canalizar todas estas experiencias,
no me fue fácil en estos 48 años de sacerdocio y lo digo solo a nivel personal.
La confesión siempre me interesó porque es un desahogo que ayuda a liberarse y
soy de aquellos que pueden ponerse del otro lado, no veo la problemática de la
gente desde un solo ángulo. A veces digo”yo no tengo respuesta humana” para
este problema, cada uno tiene su cruz, si la apoyas en la de Cristo te
sostiene, si la querés sostener solo, te aplasta. Tantas veces me pregunté ¿porque?
Siento que en esta tierra está todo
incompleto.
¿Alguna vez
tuvo dudas sobre su fe?
Duda
completa ¡NO! A veces me dolió la soledad. Cuando me pongo frente a la Cruz me guío por las últimas
palabras de Jesús antes de morir “Padre en tus manos entrego mi espíritu”.
-Que opina
de la reforma de la Iglesia-
No cabe duda
que tiene que haber reformas en la Iglesia.
La forma de vivir del Papa Francisco, que es algo nuevo, ya
es reforma. Esta no debe estar condicionada sino orientada en el camino de
Cristo, hace pocos días me encontré con un ex alumno, cambiamos unas pocas
palabras y me comentó que tuvo un fracaso matrimonial y que ahora tiene una
nueva compañera, es un tema que a mi me interesa mucho, si esto ocurre es
porque el señor así lo quiere, tengo un sobrino en Italia en esta situación. ¡Lo
que Dios une que no lo separe el hombre! Pero habría que preguntarse hasta cuanto
Dios quiere que este unido. Aunque considero que es importante que la familia
tenga un fundamento sólido. Con respecto al celibato de los curas yo voy adelante sin casarme, porque siento la
capacidad de un amor y una familia más grande. Si estuviese casado no podría
ocuparme de todo, con esta libertad, esto no quiere decir que en algún momento
pueda haber curas casados, pero estoy seguro que por más que pasen los años,
siempre habrá curas célibes.
¿Que
proyecto tiene para la comunidad de la Parroquia ?
Acá en Villa
Bosch empiezo con una gran ventaja, el haber estado desde el 74 al 84 y del 95
al 98 me permite renovar el contacto con ex alumnos, tener relaciones humanas
nos facilita mucho el trabajo de renovación del vinculo, en segundo lugar estoy
más convencido que nunca, que el hombre necesita acercarse mas a Dios, como
dice el Papa, hay una necesidad conciente e inconciente de la búsqueda de la
felicidad, del sentido de la vida, esto está profundamente arraigado en el corazón
de la gente y yo quiero hacer aflorar ese algo profundo. A aquellos que se
separaron, no les voy a decir que no quiero verlos, al contrario, quiero que
vengan y hablemos, me intereso por todos aquellos que estén atravesando esas
situaciones, porque el señor también los quiere y ellos necesitan del señor.
Este es el punto clave, si bien lo mío es estructurar, organizar, también es sembrar,
sembrar. Hay un versículo que siempre recuerdo y dice “los que siembran entre
lágrimas cantando cosecharán”.