“(…). Ser madre es considerar que es
mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios,
triunfar en una carrera o mantenerse delgada. Es ejercer la vocación sin
descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten
temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche...Es preocuparse de las
vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y
las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las
narices, porque no están en nada... Es quedarse desvelada esperando que vuelva
la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar. Es
temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora,
presenta exámenes o le sacan las amígdalas. Es llorar cuando ve a los niños
contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo. Es servir de
niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y
mecánico, sin cobrar sueldo alguno. Es entregar su amor y su tiempo sin esperar
que se lo agradezcan. Es decir que "son cosas de la edad" cuando la
mandan al carrizo. Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días
de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año:
el Día de la Madre. El peor defecto que tienen las madres es que se mueren
antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a
uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte hay una sola.
Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces."
Este texto de la escritora chilena Isabel
Allende no hace más que poner en palabras lo que la mayoría de las mujeres experimentan
cuando son madres. Este mes de octubre en que en nuestro país se festeja el Día
de la Madre, quisimos contarles unas pocas historias, de algunas de las muchas
mujeres que enfrentan el desafío de dedicarse amorosamente a un hijo con
discapacidad, mamás que debieron acomodar sus vidas para poder ayudar a sus
hijos a superar sus limitaciones. En estos tres relatos hubo padres presentes,
responsables de su rol y comprometidos en el amor por sus hijos, pero no
siempre es así, en muchas situaciones
similares, solo la madre se pone la vida al hombro, con todo lo que eso
significa, para bregar por el bienestar de sus hijos.
La lucha por Tadeo.
Natalia Moretta es una luchadora inquebrantable,
mamá de Tadeo de 10 y de Camila de 17 .Cuando Tadeo nació pesaba solo 610
gramos y llevaba 5 meses y una semana de gestación. A los tres días sufrió
severas convulsiones que fueron las causantes de su parálisis cerebral. “Recién
a los 59 días lo puede alzar a upa” nos contaba Natalia cuando la conocimos hace
cuatro años. Tadeo estuvo seis meses internado y a pesar de que los pronósticos no eran muy alentadores, nada
amilanó a esta mamá ni a su familia para luchar por la vida de su hijo. La
llegada al hogar no fue fácil “el pequeños gigante” como lo llamaban debía atravesar
muchos obstáculos para seguir adelante dado que ni siquiera podía succionar. En
2010 Natalia se enteró que en China se realizaba un tratamiento con células
madre que podía mejorar a Tadeo. Era una oportunidad para la cual se necesitaba
mucho dinero, sin embargo no había ninguna posibilidad de que Natalia
renunciará a este tratamiento. Y fue ahí cuando toda la familia comenzó una
campaña y estallaron las redes sociales lo que consiguió visibilizar el caso
Tadeo. Se hicieron festivales, rifas y se juntaron toneladas de tapitas. El pequeño gigante ya
viajó dos veces a China, la familia se fue acomodando a esa realidad, pero la
lucha por la rehabilitación de Tadeo continúa y la fortaleza de Natalia también
La historia de kevin
Marta Medina es la mamá de Kevin, un joven
vecino de Villa Bosch y quien logro en el año 2014 a través de una carta al
municipio que construyera 17 rampas desde su domicilio hasta el Pio XII donde su hijo cursaba la escuela
secundaria. Hablamos con ella en mayo del año pasado y nos contó todo lo que
tuvieron que atravesar a partir del accidente que Kevin sufrió en año 2009,
cuando paseando con su papá por la calle Juan B Justo en Mar del Plata, fue
atropellado por una chica de 21 años. El 5 de enero Marta compraba los regalos
de reyes y aunque el accidente había ocurrido a dos cuadras de donde ella se
encontraba, al escuchar los gritos, tuvo el presentimiento de que algo había
pasado con su hijo.” Fue terrible porque la primera información que me dieron
cuando llegó al hospital era que no había posibilidades de vida” Se hace
difícil mantener las esperanzas después de tanto tiempo en coma, pero la mamá
de Kevin no claudicaba, ella sentía que la escuchaba y que la entendía, se dio
cuenta que lo que le pasaba a su hijo era que no podía hablar. Kevin debía soportar
muchas intervenciones quirúrgicas y muchas internaciones, sin embargo su parte intelectual se ha
desarrollado como compensando lo que le falta en su motricidad. Marta sigue
poniendo toda su fortaleza superándose a si misma para lograr una mejor calidad
de vida para su hijo.
Mirta de ASI
Mirta Hoyos es una asidua colaboradora de ASI.
Tiene tres hijos varones, el mayor es insulino dependiente, tuvo un accidente a
los 9 años y enfermó de diabetes. Fueron épocas difíciles para Mirta y su
familia, su marido quedo sin trabajo y ambos tuvieron que esforzarse
denodadamente para poder comprar la medicación que necesitaba su hijo. Guille,
el menor, nació dos semanas después de la fecha, lo que le produjo una falta de
oxígeno cerebral. Ella lo notaba raro, pero los médicos no se dieron cuenta
hasta los dos años cuando empezó a convulsionar. Tres hijos, dos con problemas
“Tuve que dedicarme tiempo completo a uno y a otro y el del medio a veces
quedaba un poco relegado, pero gracias a Dios lo entendió y todo salió bien con
él” Mirta es una persona calma, que intenta vivir el día a día, así manejo su
vida, sin pensar demasiado en el futuro, ocupándose especialmente de Guille que
es quien más la necesita “él está siempre cerca mío, es como que yo, soy su
protección” nos dice. Hace varios meses que está ayudando a una chica de 30 años
con síndrome de Down, que es familiar de su esposo y a la que tienen viviendo
en su casa. Está joven, con muchos problemas, indocumentada y que además es
sordomuda, fue abandonada junto a su
abuela, por su familia y Mirta se está haciendo cargo de las dos. “Esta es mi
forma de ser, lo aprendí de chica en el lugar donde nací, allí aprendí a ser
solidaria y a compartir lo que tengo. Intento seguir aprendiendo de la vida
todo lo que pueda”
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