Fue y es
una de las primeras peluquerías
importantes del barrio. Alberto Filipelli, peluquero y cantor, llego a Villa
Bosch en 1957 cuando tenía 8 años. En esa época llegar a Villa Bosch era como
llegar al campo” me la pasaba todo el día a caballo, en el pisadero de un horno
de ladrillos que estaba frente a lo que era hasta hace unos años, la estación
de Servicios Isaura. Eran varias manzanas que llegaban hasta lo que hoy es la
Peugeot” así nos contaba Alberto de su llegada al barrio
¿De qué
manera comenzaste con la peluquería?
Tenía una novia que era peluquera y yo intente
hacer lo mismo, comencé a estudiar en
las viejas academias OLI, al empezar a trabajar le cortaba solo a hombres y
estos me decían, ¡así está bien! y se iban sin demasiadas vueltas, pero yo quería
más, siempre fui y soy, muy perfeccionista en todo lo que hago, no me convencía
mi trabajo y me pase a la rama femenina. Ahí encontré mi verdadera vocación
como peluquero, hice el profesorado, me empape materia por materia y
paralelamente cantaba solo socialmente a nivel familiar o con amigos. Cuando
termine el profesorado empecé a dar clases y una compañera me incito para que
me presente en los campeonatos, yo no quería porque no quería competir contra
mis alumnos pero me convenció y me presente, como no era conocido concurse en
la rama de noveles, porque me dije a mi mismo, si voy con profesionales seguro
pierdo, había cada monstruo, muy famosos, en cambio en noveles, podría arañar
algo. Participe con una modelo que era amiga en ese momento, yo me quería ir
pero nos quedamos a ver qué pasaba, eran doce premios íbamos por el décimo y no
pasaba nada, pero al final salí campeón argentino. Esa fue mi primera
experiencia, no lo podía creer. Desde ese momento competí por 12 años
consecutivos teniendo la suerte de que todos los años traía un trofeo. Todos
están expuestos en el salón. Posteriormente se hizo un campeonato de campeones,
gane el Profesional del año, el de Tigre Americano, el Latino Americano, gane
como Campeón del Último Milenio y ahí me retire de las competencias, sentí que
ya no daba más, no tenía más tiempo, todo era muy reiterativo y muy demandante.
¿Lo de los concursos te daba
chapa?
Un chapón, porque cuando uno
participa de un campeonato, lo que recibe es muchos gastos, todo lo tiene que
costear uno mismo. Pero es mucha la experiencia y enseñanza que dejan estos
eventos. La exigencia de que el corte tiene que ser perfecto y te ves obligado
a crear tus propias líneas. Ahí es donde empecé a obtener la devolución, porque
me contrataban de las provincias para dar seminarios y atelieres, no solo lo
hice por una cuestión económica sino porque quería saber, quería aprender, hoy
siento que sé un montón pero sin declinar nada, siempre aparecen cosas nuevas.
Los que tienen la suerte de viajar a Europa hacen un intercambio de
conocimiento que son trasmitidos en el ambiente y eso te da mucho también. Yo
aún, por cuestiones familiares no pude ir al viejo continente pero recorrí prácticamente
todo el país y los países limítrofes con mi trabajo
¿Cómo se despierta tu pasión por
la música?
Yo arranque en la adolescencia con
una banda de en la época en que no había bandas sino conjuntos musicales, y
cuando el rock nacional era la estrella. Después me incliné por lo melódico, ya
dedicado a mi trabajo como peluquero Cuando me aquiete con los campeonatos, empecé
a darme vuelo otra vez con el tango, porque el tango había vuelto otra vez a la
cancha. Ahora tengo la suerte de poder hacer las dos cosas, las dos me
apasionan, de eso vivo, porque el tango volvió a ser lo que era. Tengo la
suerte de ser contratado en diferentes lugares y se llena cada vez que hago
algo, me siguen donde actuo, para mí es una caricia al alma. Generalmente en
los shows la mitad de la gente no es amante del dos por cuatro, sin embargo se
hizo habitué y se queda, yo diría que soy un difusor del tango, igual mecho un
poco de melódico en mi repertorio para que la gente participe, pero mi pasión y
mi locura es el tango
¿Alguna vez te paso de no poder
cantar?
Si, por un ‘problema emocional
estuve casi un año parado, sin embargo jamás me paso actuando. Estaba
completamente disfonico, una otorrino me dijo que había una especie de hiatus (
Cuando no llegan a cerrarse las cuerdas vocales) tuve que reeducar la voz, fue así
que conocí a marta Gerardi mi profesora de canto, con la que trabajo hace
20 años y con quien supere mi problema
de hiatus. Siendo joven con la musculatura uno puede hacer lo que quiera y con
la impostación de la voz puede pilotearla pero conforme pasan los años las cuerdas vocales también envejecen y se
debilitan, hay que ejercitarlas y aprender pequeños trucos para no quedarse sin
voz y no poder cantar, ya que esto es mi vida, igual que la peluquería. Sigo
siendo muy exigente conmigo mismo, quiero que todo salga perfecto por eso
estudio canto continuamente
¿Tenes algún proyecto a futuro?
Seguir en lo que estoy haciendo
con la peluquería dado que ya hace ya treinta años que estoy acá, y con la
música seguir igual, porque mantener una orquesta en vivo es bastante oneroso y
en los shows me manejo bien con las pistas que es lo que siempre utilizo Si me
contratan para un show privado ahí si voy con los músicos, eso tiene un costo,
llevo pareja de bailarines, eso tiene otro costo y todo está incluido en el
cache.
Mis dos profesiones, se llevan de
la mano porque de martes a sábado estoy en el Salón y los fines de semana hago
los shows, ambas se complementan y me permiten hacer lo que me hace feliz
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