Un pequeño
homenaje a estos eucaliptos que nos identifican a los que vivimos en Villa
Bosch y a mi padre que bajo su sombra jugaba con sus tres nietitos: Diego
Andrés y Gabriel y que recogía esos verdes copitos que aliviaban el resfrío de
mi niñez.
Mirando al
Cielo azul intenso parejo su color, de que espíritu tan perfecto habrán salido si
no es de la paleta del Supremo hacedor.
De pie y
enhiestos están ellos ahí, mirando el cielo azul con frenesí, sus troncos
sostienen ramas y follajes que se saludan en delicado vaivén cruzando ocultos
mensajes, Indescifrables para mí.
Planeta
intolerante que sin culpa los árboles talan, alterando el orden de la creación.
Egoísmo absurdo el del ser humano que cobra beneficios que no mereció por unos
pocos pesos de todo su valor.
¡Que suerte
tenemos! Viva Villa Bosch
Añosos eucaliptos que respetamos con amor y
trazan la frontera de la población. Verde medianera que sirve de mucho en la
orientación. Cuando nos preguntamos ¿De que lado vivís?, ellos están ahí, como
flecha indicadora de nuestra ubicación.
Feliz este
pueblo que aún los mantiene como sombra sagrada que la naturaleza nos regaló
Ana Tesconi
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