Hace un
tiempo en una de las esquinas neurálgicas de Villa Bosch, frente a la estación,
exactamente entre la perfumería y el bar Punto Roso, se instaló un joven
Senegales vendiendo carteras y cadenas, aros y pulseras. Lebu, como se hace
llamar, es parte del paisaje de nuestro barrio y por ese motivo nos acercamos a
charlar con él para conocer sus orígenes y saber cómo arribó desde tan lejos a Villa
Bosch y decidió hacer de nuestro barrio su lugar de trabajo. Su verdadero
nombre es Papa Birama Seck, pero en argentina se hace llamar Lebu, porque en su
país a todos aquellos que viven cerca del mar, se les dice lebu, (como en
nuestro país a los que viven cerca del puerto, se los llama porteños). Lebu pertenece
a la etnia Wolof, que representa al 35% de la población senegalesa. Generalmente
son agricultores, comerciantes y profesan la religión musulmana.
Dakar, capital de Senegal, donde nació, es una mezcla de pueblos y ciudades
coloniales francesas, las calles llenas de polvo y repletas de gente vestida con
ropas de colores. Los mercados de Dakar se caracterizan por ofrecer desde telas
de brillantes colores hasta langostinos, camarones y todo tipo de hortalizas
frescas, hay abundancia de vacas y corderos que, a veces son sacrificados en el
momento mismo en la que el cliente los elige para su cena. Dakar es un muestreo
de cocinas
abiertas donde se sirven comidas baratas y también de puestos improvisados, de
venta de grandes variedades de productos.
Los “Lebu” se dedican a la pesca marítima y habitan por lo
general, la zona ubicada entre Dakar y la desembocadura del Río Salum.
Hablanos
de tu vida en África.
Me crie
en una familia donde había muchas mujeres y solo tres primos varones. Teníamos
una casa enorme con nueve habitaciones abajo y nueve arriba y cuatro baños, en África
las casas son muy grandes. Mi papa trabajó en un barco pesquero en donde ganó
mucha plata y con eso compró la casa. Cuando yo cumplí tres años mi papá no
trabajo más, alquilaba las habitaciones y con eso vivíamos. En la cultura
musulmana el hombre puede tener hasta cuatro mujeres, mi papá tenía tres. Por
esta razón tenía familia también de parte de él. Cuando falleció, tenía cuatro
hermanas mujeres que eran hijas de mi papá, de tres matrimonios distintos y
otras tres hermanas de parte de mi mamá, de otro matrimonio. Llegó un momento
en que mi papá empezó a tener muchos problemas, se enojó con mi mamá, no le
hablaba y no dejaba plata, entonces se separaron. Mi mamá se quedó sola en casa
con mis hermanas afrontando los gastos, pagar la luz, el gas y se le hacía muy difícil
sin un trabajo, porque en África no hay muchos empleos para mujeres. Yo dejé de
ir a la escuela para ayudar a mi familia. Vivía cerca del mar y conseguí
trabajo en un barco pesquero cuando tenía trece años, ahí realicé todo tipo de
tareas pero específicamente, trabajaba debajo de la línea de flotación. Al
regresar de mi primer viaje de pesca, pude ayudar a mi mamá, le di dinero para
a que se ponga una verdulería, con eso y lo que yo ganaba nos íbamos arreglando,
pero en mi pensamiento siempre giraba la idea de irme a otro país. Entonces
separaba algo de dinero de lo que ganaba para poder viajar y sin que yo
supiera, mi mamá, que sabía de mis deseos, hacia lo mismo que yo. Un día me
pregunto ¿Vos querés irte? Y fue el puntapié inicial para empezar a tramitar el
pasaporte. Lo que más me costó fue conseguir la Visa porque tenía que tener una
cuenta bancaria, no se puede viajar a otro país sin dinero. Yo tenía para el
pasaje y algo de plata en el bolsillo, pero como no conocía a nadie y tampoco conocía
el idioma, debía tener esa cuenta.
¿Cómo viajaste?
Viaje en
avión, pero primero decidí irme a Brasil, San Pablo. Sólo me quedé dos meses
porque me pareció una ciudad hostil. El 19 de Octubre del 2011 llegué a
Argentina, me instalé en un hotel de Once y salí a caminar. A las tres cuadras,
me encontré con un paisano. Le hablé en el dialecto senegalés Wolof y lo saludé
“asalamu alaykum” Que la paz sea sobre ti (es un saludo). Le digo que soy
nuevo, que llegué ayer a la noche y que vivo en un Hotel en el Once, el me
pregunta si tenía alguien que me conecte acá, y le contesto que en argentina no
conocía a nadie, entonces me pregunta si tengo plata para comprar mercadería
para poder vender, tenía siete mil pesos, los ahorros de mi mamá.
Mi
paisano me ayudó a comprar y empecé a trabajar de vendedor ambulante. Vendía
relojes, pulseras y cadenitas. Caminaba mucho pero no vendía casi nada porque
no sabía el idioma y además me daba vergüenza ofrecer la mercadería, solo sabía
los precios y si alguien se acercaba solo sabía decir ¿qué quiere?. A Los tres
Meses me encuentro con mi primo que había venido antes y estaba casado con una
argentina. Me Llevó a vivir a su casa en floresta. Más adelante me fui a trabajar con un paisano que tenía un
local en Morón, ahí me enseñaron
a atender a la gente, trabajaba de lunes a sábado con la “Colo”, mientras tomábamos
mate, me enseñaba a hablar Castellano, antes me era imposible comunicarme con
la gente pero con el tiempo pude ofrecer la mercadería, pude vender. Allí
conocí a Betty que tiene un local en la zona, un gran ser humano, mi amiga.
Ella me ayudó con la mercadería y en el verano me dio para mandarle plata a mi
mamá. Esto me pasó a mí, pero no todos los que vinieron tuvieron la misma
suerte.
¿Cómo se
te ocurrió venir a Villa Bosch?
Betty me
dijo que viniera a Bosch, me dijo que había mucha gente buena en Villa Bosch. Me
vine un día y me presenté con Franca, la dueña del bar Punto Rosso, que ahora es como mi mamá aquí en la
Argentina, es una persona muy cálida. Ella me presentó a Tony de la perfumería,
que también me ayudó mucho. Es un barrio que me gusta, donde trabajo tranquilo,
pero si un día encuentro un buen trabajo no hago más la calle. Me gusta
trabajar y quiero ganar mucha plata, porque siempre pienso en ayudar a mi
familia.
¿Querés
traer a tu familia a Argentina?
No, no
la quiero traer, sino mandarle algo para allá, para que vivan mejor, mi familia
es mi vida, son lo único que tengo y los
tengo lejos. No quiero traerlas, mis hermanas mayores están casadas, tienen su
vida allá. La única que no tiene marido es la más chica, que tiene 18 años. Quiero
devolverles un poco de lo que me dieron. Mi mama ahora está muy grande, tiene
72 años, que para África son muchos años, no es lo mismo que acá. La extraño
mucho, espero poder ir a visitarla el año que viene. Hace siete años que no la
veo, hablamos por wasshap, pero no me
sirve, la quiero ver, porque la vida es así, un día se murió y yo estando acá
sin haberla podido ver, no quiero que me pase eso. Yo amo mucho a mi familia y decidí
cuidarla cuando mi papa murió.
¿Lo que
vendes te alcanza para vivir?
Más o
menos, nada que ver como era antes, antes ganaba mucho, todo cambió ahora, se
gana mucho menos, la vida esta dura, de ganar $1500 por día ahora se gana $200
a $400. Quisiera tener un local porque trabajar en la calle es muy duro. Si
encuentro un buen trabajo me salgo de esto. Si pudiera trabajar en mi
profesión, trabajar en un barco pesquero, es lo que se hacer, hasta trabajar en
las redes. El trabajo de levantar pescado es lo que más me gusta y además deja
mucho dinero, lo sé porque un primo está trabajando en España y un amigo en
Uruguay y están muy bien. Igual Soy soltero, no tengo novia ni hijos, el 15 de
noviembre cumplo 32 y me puedo arreglar solo, por eso necesito ayudar a los
míos.
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