Si hay algo que distingue a Villa Bosch, no solo entre
sus habitantes, sino entre todos aquellos que tienen que viajar al barrio, es
el bosque de eucaliptos. A un lado y al
otro de la calle José María Bosch se extiende este espacio verde que nos
identifica y es lugar de pertenencia para todos los boschenses. Durante unos
cuantos años, un litigio entre un privado, los vecinos y el municipio, nos
privó de disfrutar una parte del bosque que estaba encerrado con un paredón.
Hoy en ese sector funciona un Centro de Gestión de la municipalidad, un parque
con juegos para recreación de grandes y chicos y el hermoso “Paseo de las
esculturas” organizado y cuidado por el Taller de Arte Madre Atómica. El otro
sector del bosque, el más transitado, el que permite cruzar de un lado al otro
del barrio y nos sirve de acceso a la estación, tiene una nueva fisonomía, dado
que en los últimos días se han instalado muchas lámparas LED, cuya iluminación
convierte la noche en día y otorga una seguridad que antes no había, solo
faltaría colocar algunos bancos y unos pocos cestos más para la basura, no
sería una inversión desproporcionada y de esa manera los vecinos descuidados no
tendrían excusas para descartar bolsas y papeles en ese lugar. Por otro lado es
inexplicable lo que ha sucedido con el sector que linda con el bosque, donde
hasta hace unos pocos años, funcionaba una huerta comunitaria que fue
desalojada por la policía federal y posteriormente abandonada. Seguramente
habrá impedimentos legales para utilizar ese pedazo de tierra que en su momento
estaba sembrado, limpio y además servía para hacer algunas actividades.
Actualmente se ha convertido en un lugar inaccesible y peligroso. Sería bueno
que esta gestión municipal que tanto se ocupa de los espacios verdes, ponga sus
ojos en ese lugar y pueda lograr recuperarlo para la comunidad.
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