Esta boschense por adopción, nació en 1910, en la chacra que sus
padres, inmigrantes italianos que (el papa de Toscana y la mamá de Piamonte)
tenían en Zárate. A los 16 años se casó y se fue de la casa de sus padres, a
vivir a Capilla del Señor donde nacieron sus hijos y posteriormente a Buenos Aires,
cerca de La Boca.
“Nunca viví acá hasta ahora, pero venia muy seguido, porque aquí tengo familia,
mi hija y mi nieta” nos cuenta Leonida y agrega “Hace un año y medio estoy en
Villa Bosch, en el hogar”.
¿Como fue su vida?
Tuve y tengo una linda vida, muchos recuerdos, cuando era una
nena allá en Zárate, iba al colegio montada en un caballo y de grande trabajé en el Circulo Militar como
anfitriona de eventos, era una época en que era imprescindible vestir de saco y
corbata para poder entrar. Conocí mucha gente, diputados, senadores en ese
trabajo y ese conocimiento me hizo estar muy relacionada y muy informada. “Leonida
hace curaciones y tira las cartas” dice Nahuel el director del geriátrico.
-Cuéntenos-
“A los 14 años se me apareció Jesús y unos años después, de
paseo en Villa María, Córdoba, se me apareció la Virgen María , después de esas
apariciones tuve la necesidad de curar, de ayudar a la gente” nos cuenta la
cumpleañera, pero aclara que cura con palabras y que como no es médica, cuando
no puede ayudar, le dice a la gente que vaya al medico. Tiene cerca de 100
clientes que la llaman y la vienen a ver, algunos la llaman del exterior.” Hace
muchos años fui a aprender a tirar las cartas, en esa época nos seguía la
policía, estaba prohibido, hoy es algo común, ¡como cambio el mundo!” afirma. “Ahora
los ojos no me responden, por eso no puedo interpretar las cartas” nos cuenta
¿Como festejó su cumpleaños?
Me trajeron un coro hermoso, que animó la fiesta, vino mi
familia, lo pasé muy lindo, igual quiero contar que yo nací ocho días antes, porque
mi papá, como pasaba antiguamente, me anoto tarde, por eso lo festejo el 2 de
Agosto.
¿Como está compuesta su familia?
Una hija que vive en Bosch de ochenta y siete años, cuatro
nietos de cerca de sesenta, seis biznietos y seis tataranietas de entre uno y
once años. Ida como le dicen sus amigos y su familia, vive feliz, se siente
cuidada y acompañada y adopto a Nahuel, el dueño del hogar donde vive, como al
hijo que perdió.
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