Si pensamos
en los medios de comunicación seguramente coincidiremos en que estos son
fundamentales al momento de informarnos y de entretenernos. Sin embargo lo más
importante para muchos de los medios existentes en nuestro país, en especial
para la televisión, es el negocio, incrementando el rating, aumentan los
anunciantes lo que genera ganancia, en eso se ha convertido más de un medio de
comunicación, en una empresa generadora de dinero. Para que esto suceda, no
dudan en vulnerar la intimidad de las personas, mentir o tergiversar los
hechos. A mediados de junio, la muerte de Ángeles Rawson, una joven de apenas
16 años, ocupó cientos de horas de pantalla, con un sinfín de periodistas
especializados y no tanto, en hechos policiales, que elaboraban las más
disparatadas hipótesis y a través de sus “fuentes confiables” convertían la
información en mentira. El viernes 14 de junio todos los canales de televisión
transmitieron en vivo, con decenas de movileros apostados frente a la casa de
Ángeles y en la fiscalía, mientras que en los canales deambulaban abogados,
peritos y forenses desplegando sus saberes. Conductores y especialistas, decían
y se desdecían, tratando de encontrar al culpable, en una verdadera batalla
para lograr la primicia, ubicando en segundo lugar lo más importante, el cruel
asesinato de una adolescente. El rating es salvaje y en función de él, parece
ser que todo vale.
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