Nos acercamos a la casa de la familia de Tadeo porque los primeros días de septiembre volvieron de china, después de realizar el tratamiento con células madre, para que nos cuenten su experiencia con respecto a este viaje, que se hizo posible gracias al gran empuje de los papás y a la enorme solidaridad de la gente. “Salimos de Buenos Aires el 8 de agosto y 2 días después, llegamos a China. El viaje es largo pero íbamos con toda la energía a cumplir nuestro objetivo” nos cuenta Natalia, la mamá. La primera escala la hicieron en San Pablo y de allí partieron rumbo a Arabia donde llegaron a las 12 de la noche con una temperatura de más de 40º.
Después de 2 horas de espera abordaron otro avión que los llevó directamente a Beijing. “Desde el aeropuerto viajamos 2 horas más hasta llegar al hospital, el tránsito que había era infernal, durante el trayecto divisamos las fabricas de automóviles mas conocidas del mundo”. Dice Natalia y agrega, “Camino a la clínica, nos llamaron la atención los enormes espacios verdes pero sobre todo el cielo, siempre nublado, producto de la contaminación causada por la principal fuente de energía, el carbón, que es el recurso natural más importante del país”.
El centro de células madre Wu Stem Cells está ubicado dentro de un hospital militar, en un sector que pertenece a neurología. El pequeño Tadeo recibió 4 implantes de células madre. Todos los jueves debía entrar al quirófano y a los 10 minutos volvía a salir con un nuevo implante, cuya función es regenerar las células del cerebro, todos los días menos jueves y domingos debía realizar una intensa rehabilitación de 3 horas diarias por la tarde. “Lo increíble es que esperábamos encontrarnos con grandes aparatos y una enorme tecnología para realizar los ejercicios, pero ellos, no usan máquinas, todo lo hacen con las manos y los pies, parecen acróbatas”.
Cuando preguntamos a los padres si encontraron alguna diferencia en Tadeo después de los primeros días nos comentaron que desde el primer implante se dieron cuenta de algunos cambios, especialmente en lo que respecta a la tonicidad, porque notaron que podía abrir las manos y que se mantenía sentado solo “Cuando tuvimos el primer contacto con los especialistas nos dijeron que a través del tratamiento podría mejorar el tono muscular, la deglución y la comunicación”.
Es sabido que la espasticidad no se puede controlar, sin embargo luego de la internación se lo nota con menor contractura, tiene más fuerza y tiene cuello que antes nos se le notaba, intenta darse vuelta en la cama y duerme solo, al respecto nos cuenta Natalia. “Cambio Tadeo, pero también cambiamos nosotros, aprendimos a no estar tan encima de el, aprendimos a no tener tanto miedo, especialmente con respecto a su alimentación. Todos nos decían que su piel era naranja, claro, todo el tiempo comía papilla siempre mezclada con zapallo, ahora nos relajamos más, come milanesas de soja, pastel de papas, canelones ¡esta blanco!”.
La familia volvió de China con todos los planes del trabajo que tiene que realizar el niño y pudieron comprar medicación para seis meses, los médicos no les aseguran nada, porque todo depende de la reacción de las células madres en el organismo, pero ellos saben, que en todos los pacientes tratados con ese método, en mayor o menor grado, siempre hubo resultados positivos. “El balance de semejante viaje nos abre muchas espectativas, porque en la situación de Tadeo cualquier mejora es importante no solo para su calidad de vida, sino también para todos los que lo rodean, su familia” Concluyen Natalia y Bruno.
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